EL MISTERIO DEL TERREMOTO MÁS PROFUNDO DE LA HISTORIA

Normalmente los terremotos se producen como máximo a decenas de kilómetros de la superficie, pero este caso es diferente. Esta serie de seísmos se produjeron en profundidades donde las temperaturas y las presiones son tan intensas que las rocas en vez de doblarse, se rompen.

Estos temblores se produjeron en las Islas Ogasawara, en Japón, uno de los más profundos se registró con una magnitud de 7'9 a unos 680 kilómetros de profundidad. 

El equipo detectó varias réplicas al rededor de esta profundidad, sin embargo, hubo una que consiguió situarse mucho más allá de esos registros. Sorprendentemente este terremoto se situó a 750 kilómetros de profundidad, en lo que conocemos como manto inferior, donde siempre se ha considerado que los terremotos son improbables por no decir casi imposibles. Los temblores sísmicos son una de las pocas ventanas al funcionamiento interior de nuestro planeta, un terremoto en el manto inferior podría ofrecer nuevas perspectivas del mundo subterráneo.

En la superficie, las placas tectónicas se mueven lentamente y acumulan tensión hasta que el suelo se fractura y se desplaza, provocando terremotos. Sin embargo, en las profundidades de la Tierra, las altas presiones evitan sacudidas similares.  ''Si se añaden las altas temperaturas del subsuelo, las rocas se comportan más como una masilla que como trozos sólidos'', menciona Magali Billen, geodinamista estadounidense.

Todos los terremotos profundos se producen cerca de las zonas de subducción, donde el choque de las placas tectónicas hace que una placa se hunda bajo otra, lo que provoca sacudidas muy por debajo de la superficie. Pero los científicos no están seguros de cómo las tensiones pueden llegar a acumularse a la suficiente altura como para provocar que la Tierra profunda tiemble. La comunidad sugiere que se trata del mismo fenómeno que divide el manto en capas.

El manto superior está repleto del brillante mineral verde olivino. A partir de unos 410 kilómetros de profundidad, los átomos pueden transformarse en otros minerales. La transformación del olivino podría crear puntos débiles en la roca donde podría deformarse rápidamente, generando un terremoto profundo. Aunque a unos 660 kilómetros de profundidad, las ondas sísmicas alrededor de este límite indican que las rocas de abajo son mucho más densas que las de arriba, donde comienza el manto inferior. Por lo que, si se produjo un terremoto en esta zona, algo más debió desencadenarlo.

Las pequeñas réplicas siguientes al terremoto de magnitud 7,9 parecen haberse producido cerca de la base de una placa del Pacífico subducida que penetró en la parte superior del manto inferior. El equipo propone que ese terremoto podría haber provocado que parte de la placa destrozada se asentara. Ese desplazamiento podría haber sido suficiente para concentrar la energía en la base de la placa al sumergirse en las rocas del manto inferior. Al deformar las rocas se podría generar el aumento de tensión suficiente como para provocar un terremoto a 750 kilómetros de profundidad.

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