SE AMPLIA EL CONOCIMIENTO DE LA CORTEZA CEREBRAL HUMANA

Corteza cerebral: sus capas, áreas y funciones
Un estudio mundial con participación del CIBERSAM(Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Mentales) ha permitido dar un nuevo paso en la compresión de la biología de la sustancia gris del cerebro y ha revelado variables que pueden condicionar el riesgo de desarrollo de enfermedades mentales.

La revista Science ha publicado los resultados de este estudio internacional que supone un importante avance en el grado de conocimiento sobre el mapa genético que determina la estructura de las regiones claves de la corteza cerebral humana.Estos hallazgos son un paso adelante para conocer cómo la variabilidad genética marca diferencias en la estructura cerebral asociadas al riesgo de padecer algunas enfermedades mentales. En este trabajo cooperativo a nivel mundial, donde han trabajado 360 científicos de 184 instituciones especializadas diferentes, ha participado el equipo del CIBER de Salud Mental que lidera Benedicto Crespo-Facorro en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, IBiS, Universidad de Sevilla.

La corteza cerebral, o también llamada sustancia gris, es la parte externa del cerebro donde residen las capacidades cognitivas, la capacidad de pensar, de procesar información, la memoria y la atención. Es una capa altamente compleja y plegada, relativamente fina, que permite albergar gran número de neuronas. Las variaciones en la superficie y el grosor de la corteza influyen en los rasgos psicológicos, comportamentales y neurológicos de cada una de las personas y se han asociado a enfermedades como la esquizofrenia, déficit de atención e hiperactividad, depresión, autismo y trastorno bipolar. Estas variaciones en la corteza se pueden medir in vivo mediante Resonancia Magnética Nuclear (RMN).
Qué es la sustancia gris? - Curiosoando

Hasta la fecha se han identificado diversos genes que afectan a la estructura de la corteza cerebral de organismos modelos. No obstante, a fecha de hoy se sigue conociendo muy poco sobre las variantes genéticas que afectan a la estructura de la corteza cerebral de humanos. En este contexto, el objetivo del estudio ha sido identificar las variantes genéticas que afectan a la estructura de la corteza cerebral humana.

Para ello se ha llevado a cabo un amplio metaanálisis que asocia datos genómicos con datos de las resonancias cerebrales de 51.665 personas pertenecientes a 60 cohortes. Una cohorte, en cuanto al campo de la medicina se refiere, es un grupo que forma parte de un ensayo clínico o estudio al que se observa durante un período de tiempo. El Dr. Crespo-Facorro afirma que se realizó un estudio que demostrase la influencia genética en la estructura del cerebro y también en cómo pensamos y nos comportamos los seres humanos.

Los resultados han mostrado tanto correlaciones genéticas como causalidad bidireccional entre la superficie total de la corteza y la función cognitiva y los logros educativos de las personas. Además, han revelado correlaciones genéticas entre la superficie total de la corteza y la enfermedad de Parkinson, pero no se encontró relación de causalidad en este aspecto.

Otra de las autoras del estudio, la Dra. Katrine Grasby, redacta que habían encontrado que las variantes genéticas asociadas a tener una menor superficie cortical, o menor plegamiento de la misma, también contribuyen a un riesgo mayor de depresión, insomnio y trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Además, añade que usando la información de la RM y la genética pueden predecir un tercio de las diferencias en la estructura cortical entre individuos con variantes genéticas.

El gen. Una historia personal | El CulturalEn este sentido, el Dr. Crespo Facorro demuestra que estos hallazgos representan un hito en el camino para conocer cómo la variabilidad genética marca diferencias en la estructura cerebral que a la postre nos pone en riesgo de padecer algunas enfermedades mentales.

El estudio se ha llevado a cabo dentro del consorcio ENIGMA y los análisis principales han sido realizados por la Dra. Katrine Grasby de la Universidad de California del Sur, en Estados Unidos.

En este trabajo en el que han participado importantes universidades españolas situadas en Murcia y Sevilla, ha sido fruto de la participación  de 900 investigadores de 296 grupos científicos de investigación de 45 paísen diferentes.

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