NO TODAS LAS CÉLULAS MADRE SON IGUALES

Quienes han escuchado hablar de células madre -y también aquellos que quizás tengan una vaga la idea sobre el tema-, podrían pensar que es un tratamiento uniforme, o sea que existe un solo tratamiento con células madre. Pero esto está muy lejos de la realidad. Y es este tema el que abordaremos en este artículo.

Las clínicas de células madre locales usan solo células autólogas, y esto las limita enormemente para lograr buenos resultados en pacientes mayores de 50 años. Sin embargo, hace muchos años nosotros utilizamos todo este arsenal de células madre, y de ahí la alta eficiencia de nuestra institución.

En aquel momento, tuvimos éxito si lo comparamos con los tratamientos de cortisona que se encontraban disponibles.

Cuando por primera vez empezamos a tratar pacientes con células madre, alrededor del año 2005, lo hicimos con células de médula ósea, llamadas autólogas, o sea, del propio paciente.

Sin embargo, alrededor del 2007, adicionamos otro tipo de células madre autólogas, en este caso las erivadas de grasa y nuestro éxito en los tratamientos se incrementó.

Poco después, perfeccionamos el uso de ambas utilizando SVF o Fracción Estromo Vascular en células derivadas de grasa o adipocitos. De esta forma, se optimiza el uso de las células madre, en el caso del BMAC o células madre de médula ósea empezamos a realizar un centrifugado a la mitad de la Fracción para incrementar la posibilidad de capturar células mesenquimales.

En los últimos cinco años, mi equipo y yo nos hemos dedicado a una variante de células madre llamada alógena, o sea derivada de otros tejidos que no son del propio paciente. En muchos artículos científicos publicados y escritos en este mismo foro, he explicado lo siguiente.

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Se utilizan células alógenas para que sean lo más parecidas posible a las embrionarias sin ser derivadas de embriones. Y es que la mayoría de las células autólogas envejecen después de los 40 años, y este envejecimiento llega a su punto crítico a los 60 años; después de esta edad, la mayoría de las células autólogas trabajan a la mitad de la capacidad de la que disponían en años anteriores.


Este tránsito de las células autólogas a las alógenas significó un paso de avance para los pacientes de más de 50 años. Además, existía la ventaja de no tener que invadir la médula ósea o la grasa del individuo para obtenerlas; en este caso, ya están preparadas.

Dentro de este subtítulo de células alógenas, existen las congeladas y las acelulares, cada una de estas con sus ventajas y desventajas desde nuestro punto de vista.

Y, finalmente, tenemos los FC o Factores de crecimiento y exosomas. Estos no tienen células, sino el producto que estimula el crecimiento celular, la regeneración que a la larga significa “rejuvenecer la célula gastada”, o para que se entienda mejor “devolverla a la vida”.

Como pueden ver, esta especialidad de la medicina moderna es cada día más fascinante.

Fuente: El Nuevo Herald

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