¿POR QUÉ SE SUICIDAN LAS MORSAS?

Para mucha gente, recluir a un animal de una tonelada acostumbrado a vivir en el Ártico dentro de un edificio de Santiago Calatrava podría resultar una crueldad excesiva, pero a veces la ciencia requiere de sacrificios como este para resolver un caso intrigante que afecta a una especie vulnerable de mamífero marino. El particular edificio que nos ocupa fue diseñado, además, por Félix Candela.

El año pasado, Netflix estrenó un documental llamado 'Our Planet' que contenía una escena escalofriante. La bióloga Sophie Lanfear había escuchado historias de que en una pequeña isla rusa, docenas de morsas estaban trepando una colina y arrojándose por un precipicio. Se encaminaron hacia allí. Al llegar, se estremecieron al contemplar la estampa de estos mamíferos semiacuáticos acercándose al borde y dejándose caer. No estaban preparados para el 'shock'. En el documental, Lanfear aparece con lágrimas en los ojos. "Es lo peor que he grabado nunca", dijo uno de los cámaras.

Muchos plantearon hipótesis, desde el efecto de la contaminación al cambio climático, pero ningún científico en ningún lugar del mundo ha sabido, de momento, ofrecer una explicación a lo que parecía un suicidio masivo. Porque de las morsas, por desgracia, se conoce aún muy poco.


¿Cómo se relaciona todo esto con la muerte de centenares de morsas en el Ártico ruso? Pues, principalmente, porque sabemos que allí el entorno está cambiando. Las causas están claras, pero todavía desconocemos las consecuencias y si esas imágenes del documental se deben a alguna de ellas.

"En el Ártico, la capa de hielo está desapareciendo por el cambio climático", explica Borque. "Las morsas suelen vivir en los bordes de ese hielo, porque justo debajo de ese perímetro están las zonas más ricas en comida". Pero dado que ese hielo, especialmente en verano, se empieza a retraer, esto obliga a las morsas a moverse a zonas nuevas y de más profundidad. "Por lo que no sabemos si van a ser capaces de adaptarse a una forma distinta de invertir su energía".

De momento, están descubriendo que la energía invertida por una morsa cuando bucea bajo el agua no es muy diferente a cuando está estática. Aquí, las condiciones están absolutamente medidas para Tanya, Ninotchka y Petrushka, tres morsas.

Carecen de la incertidumbre y el estrés de las morsas salvajes que se suicidaron en Rusia, pero todo experimento científico que pretenda salvar esas morsas necesitará un grupo de control. Reproducible y replicable, como éste.

Fuente: El confidencial

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