LAS BALLENAS TENÍAN GRANDES DIENTES Y NO BARBAS

El análisis de los restos de un ancestro de las actuales ballenas, que tenía dientes enormes y se alimentaba de grandes presas, retrasa la aparición de las barbas en estos mamíferos.

Ya en los escritos y en el libro El Origen de las Especies de Darwin, éste científico reflexionaba sobre los órganos "rudimentarios" (vestigiales). Observó que en algunos fetos aparecían estructuras que después desaparecían en los adultos, como en los fetos de la ballenas que tienen dientes en lugar de barbas.

Estos cetáceos con barbas se agrupan en el suborden Mysticeti, dentro del orden Cetacea. Las barbas o ballenas que les caracterizan son láminas flexibles de queratina, proteína presente en el pelo y las uñas. Estas estructuras salen del maxilar superior de estos animales y su función es atrapar los peces y otros animales pequeños que les sirven de alimento.

Se cree que los antecesores de los miscitcetos tenían dientes y no barbas como tienen en la actualidad. Las principales incógnitas son si dientes y barbas coexistieron y cómo fue esa transición. El problema es que existen pocos restos de los antepasados de las ballenas y estas láminas no se conservan.

Las barbas, a pesar de parecer inofensivas, son una de las armas de la naturaleza más letales, permitiendo a estos cetáceos capturar un número impresionante de presas mediante filtración.

Aunque hasta hace poco se pensaba que una gran disponibilidad de alimento produjo el aumento de tamaño de las ballenas, llegando hasta los 30 metros de longitud en las ballenas azules, recientemente se contempló la posibilidad de que la causa fuera la aparición de las barbas, y en consecuencia su mayor aporte de alimento.

Aunque los restos de Llanocetus denticrenatus no nos pueden aclarar esta duda, si que nos han demostrado algo muy importante. Al parecer, estos animales tan solo tenía unas grandes encías, sin dientes ni barbas. Este hallazgo nos permite saber que ambas estructuras no coxistieron.

Se supone que después esas encías fueron complicándose hasta la aparición de las barbas actuales, cuando ya no tenían dientes y sus presas dejaron de ser grandes y pasaron a ser pequeñas como las que constituyen la alimentación de los misticetos hoy en día.

Este cambio alimenticio no solo afectó a su morfología, sino también a su comportamiento. El temperamento tranquilo de las ballenas actuales no tendría ningún parecido con la ferocidad y agresividad de sus antepasados cuando aún tenían dientes y cazaban animales mayores.

Fuente: ABC                                                                     

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