CÓMO LAS CEJAS NOS HICIERON DOMINAR EL MUNDO

Poseer unas cejas expresivas, en vez de las protuberancias que tenían otros homínidos, nos permitió mejorar nuestros vínculos y sociales y mejorar nuestra comunicación, lo que a su vez hizo que mejoráramos en la supervivencia.

Una expresión con la ceja puede ser suficiente para reflejar lo que quieres decir, hay veces que son más útiles que dar un discurso. Nuestros antepasados lucían en su rostro esa protuberancia, esto reflejaba una señal constante de agresión y dominación.

Los humanos anatómicamente moderno disponemos de unas cejas expresivas, visibles y velludas en una frente lisa. el desarrollo de las cejas jugó un papel fundamental en la supervivencia de los seres humanos.


La razón de esto se debe a que pudimos expresar emociones mediante ellas, como el reconocimiento o la simpatía, lo que facilitó el entendimiento entre nosotros y mejoró la cooperación.

El tener unas cejas prominentes podían haber servido a nuestros antepasados para la señalización social e incluso la distinción sexual.

Mirar a otros animales puede ofrecer pistas interesantes sobre cuál puede haber sido la función de una cresta prominente en las cejas. En los mandriles, los machos dominantes tienen hinchazones de colores brillantes a cada lado de sus hocicos para mostrar su estado. El crecimiento de estos bultos es provocado por factores hormonales y los huesos subyacentes están picados por cráteres microscópicos, una característica que también se puede ver en las cejas de los homínidos arcaicos.
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Tras estudios realizados los investigadores descartaron dos posible teorías para la explicación de la protuberancia de las cejas: que eran necesarias para poder llenar el espacia donde coincidían la cubierta del cerebro plano y las cuencas de los ojos de los homínidos arcaicos, y que la cresta actuaba para estabilizar sus cráneos por la fuerza de masticar.

Dado que al avance del tiempo se demostró que la cresta no está solo para cumplir los requisitos espaciales y mecánicos sino que también realiza la función de mantener el sudor o el pelo fuera de los ojos, y todas estas hipótesis fueron descartadas los investigadores lo asocian directamente con la faceta social de nuestros antepasados.

Fuente: ABC

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