YA SE PUEDE CONOCER DE ANTEMANO SI UN PACIENTE CON CÁNCER RESPONDERÁ A LA INMUNOTERAPIA

Los tratamientos establecidos para acelerar la actividad del sistema inmunitario, conocidos como inmunoterapias, son una de las terapias más recientes y más prometedoras en la batalla contra el cáncer. Es más, ya se permite el uso de varios fármacos inmunoterapeúticos que resultan muy útiles para tratar diversos tipos de tumores, en especial los inhibidores de la 'proteína de muerte celular programada 1' (PD-1).

El defecto de estos fármacos es que no funciona en todos los pacientes. De hecho, a tres cuartas partes de ellos no les hace efecto. También tiene efectos secundarios, al igual que todos los tratamientos, así que hay que tener ese dato en cuenta. ¿Y se puede saber si la inmunoterapia funcionará en el cuerpo de un paciente o no antes de usarla? Pues la respuesta es sí, al menos eso dicen unos investigadores de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (EE.UU.).

Concretamente, el estudio, que ha sido revelado por la revista ``Journal of Clinical Investigation´´, informa de que la respuesta -o no- a la inmunoterapia parece depender de la cantidad de células que presentan antígeno que expresan la proteína 'PD-L1' y halladas en torno al tumor.

Según comenta Weiping Zou, el director de la investigación, ``las células que contienen antígeno son la verdadera guía. La expresión de 'PD-L1' en estas células deciden la respuesta al tratamiento. Este hallazgo cambia nuestra comprensión de las terapias para inhibir los puntos de control y los biomarcadores que pueden predeterminar la eficacia clínica´´.

Las células que provocan los tumores disponen de varios mecanismos para evitar que el sistema inmune las detecte y las destruya. Es el caso de la expresión de una proteína de superficie que, llamada 'ligando 1 de muerte programada' (PD-L1), se enlaza con el PD-1 que está situado en la superficie de los linfocitos T y que sirve como 'punto de control' inmunológico. Además, lo que hace el PD-1 es suprimir la actividad de los linfocitos T y, de esta manera, impedir la respuesta inmune, que tiene como consecuencia que el tumor pueda crecer y expandirse con libertad por el cuerpo.

Por suerte, podemos hacer algo para remediarlo. Consiste en inhibir la PD-1 o la PD-L1 para que el organismo puede tener su sistema inmunitario para luchar contra el tumor. Lo bueno es que el arsenal terapeútico dispone de fármacos aprobados para bloquear la PD-1 o la PD-L1 con el único requisito para su uso que losa células del paciente expresen la PD-L1. No obstante, no es siempre efectivo ante tumores que tienen esta PD-L1. Y, por otro lado, sí que han funcionado con otros pacientes cuyas células cancerígenas no llegan a expresarla. Por tanto, la presencia o ausencia de la PD-L1 no es el factor clave.

Según precisa Weiping Zou, ``la pregunta es: ¿cuál es la razón de que funcione para unos pacientes y para otros no? Lo cierto es que no comprendemos muy bien el mecanismo por el que funciona. Y obviamente, PD-L1 no es un marcador fiable´´.

Para el estudio, se emplearon modelos animales -ratones- que padecían cáncer colorrectal, de ovario, de pulmón y melanoma con el propósito de analizar cómo influye la presencia de la proteína PD-L1 en la respuesta a la inmunoterapia. Se descubrió que la expresión de esta proteína no condicionaba la respuesta, sino que lo hacía la presencia en el microambiente tumoral de células que presentan antígeno; es decir, las células, en especial las células dendríticas, que se encuentran cerca de los ganglios linfáticos y que se responsabilizan de mostrar al sistema inmune quién es el enemigo para que este produzca una respuesta ordenada frente a ese enemigo.

En 2003, el mismo grupo de investigadores ya había publicado un estudio en el que se mostró que las células dendríticas expresan PD-L1 y que su bloqueo en estas células presentadoras de antígeno desembocaba en una regresión del tumor. Un descubrimiento, por tanto, que podía interpretarse como un indicador de que las células dendríticas podrían marcar la eficacia de las inmunoterapias; pero en 2003, las inmunoterapias apenas acababan de aparecer y no había ningún fármaco inmunoterapeútico aprobado entonces, por lo que no se podía comprobar si el resultado tenía alguna relevancia en este sentido.

Pero, más allá de los estudios con ratones, ¿la cantidad de células dendríticas puede marcar la eficacia de las inmunoterapias también en seres humanos? Es posible. Los investigadores también analizaron muestras de tejido de melanoma y de cáncer de ovario cogidas a pacientes tratados con inmunoterapia. Y se vio que, de nuevo, había una estrecha relación entre el porcentaje de células que presentan antígeno y expresan PD-L1 y la respuesta clínica al tratamiento.

Fuente: ABC

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