HILDEGARDA, LA MUJER DE LAS 1000 CARAS

Hildegard von Bingen (Alemania, 1098-1179) tuvo varias profesiones a lo largo de su vida como lo son; física, filósofa, naturalista, compositora, poeta, etc. A pesar de que su trabajo no sería considerado ciencia como tal en el mundo moderno, brilló con luz propia durante la época medieval.

Sus orígenes procedían de una noble familia alemana. Sus padres eran muy creyentes y la entregaron a la Iglesia como un diezmo (por ser la menor de sus diez hijos) en aquella época era un símbolo de los tiempos (su nacimiento coincidió con la Primera Cruzada que llegó a Jerusalén en 1099).

Una vez se convirtió en abadesa, afirmó haber tenido conexiones con el más allá, que continuaron a lo largo de su vida. Estas visiones hicieron que se la tratara como una persona en conexión con lo divino, lo que explica cómo fue capaz de dedicarse a la filosofía y a la ciencia. De hecho, la mayoría de sus obras se presentan en forma de visiones.

Avanzó rápidamente en las filas de la iglesia, fue elegida magistra y llegó tan lejos como para convencer a la iglesia de que tomara una medida inusual y le permitiera fundar monasterios.

Era también una compositora consumada y es autora de uno de los repertorios de música medieval más extensos.


También escribió dos textos sobre las ciencias naturales en los que describe el mundo natural y muestra un particular interés en las propiedades curativas de las plantas, los animales y las rocas.

En el primero de ellos, ”Physica”, se ocupa principalmente del uso medicinal de las plantas, los árboles, las piedras preciosas, los metales y los animales.

En el segundo de ellos. “Causae et Curae”, es un tratado de medicina, mezcla de influencias griegas y cristianas. Junto con algunos inverosímiles remedios, algunos que parecen bastante razonables; consejos sobre cómo mantener los dientes sanos y firmes o cómo enriquecer la dieta de las mujeres que sufrían amenorrea.

La ciencia de Hildegard se parece más a la superstición, pero hace casi mil años, sus puntos de vista fueron considerados sabios. También mostró verdadero interés por entender el mundo natural que existía a su alrededor.

Fue muy por delante de su tiempo en sus opiniones sobre la importancia de la gratificación sexual para las mujeres a pesar de ser abadesa y conservar su virginidad.

Puede resultar contradictorio considerar a una religiosa como una mujer de ciencia. Sin embargo, se la puede considerar una mujer excepcional en este campo, no solo por su condición de mujer si no también por ser capaz de aportar un poco de luz a ese tramo de la historia cómo fue la Edad Media.

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