DE MONTJUÏC A LAS CALLES, NUEVO FÓSIL DESCUBIERTO

El día uno de este mes quién nos iba a decir que se encontraría el fósil de la madriguera de un gusano que vivió hace 12 millones de años.
Ni más ni menos que en el reconocido Palau de Justícia de Barcelona.
Es gracioso que el fósil llevara más de un siglo a la vista sin que nadie se percatara de el valor de semejante hallazgo arqueológico.
Todos podemos ver lo que parece a simple vista, pero menos mál que a
ojos de Zain Belaústegui este pequeño rasguño en la pared no pudo pasar desapercibido.

Según el paleontólogo de la facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona, este icnofósil nunca descrito hasta la fecha incita al estudio del comportamiento de estos invertebrados.
Encontraron 8 icnofósiles parecidos en varios edificios de Barcelona y la mayoría de estos edificios fueron diseñados por el arquitecto Enric Sagnier.
Todos estos fósiles se encontraban conservados en bloques de piedra procedentes de las canteras de Montjuïc.
Estos fósiles que son cada vez más comunes por las calles de Barcelona, fueron pertenecientes al Mioceno (Cenozoico), lo que nos da a entender lo fascinante que es haber pisado y tocado sin darnos cuenta, un verdadero portal a otro mundo.
Para que nos hagamos a la idea, en aquel entonces Montjuïc (montaña de 173 metros de altura por encima del nivel del mar) estaba completamente sumergida.
Europa estaba habitada por feroces dientes de sable pero aún quedaba mucho para poder batirnos en duelo con ellos pues aún faltaba para la existencia del primer hommo sapiens.
El doctor Belaústegui, será recordado por descubrir en cuatro edificios del arquitecto Enric Sagnier este nuevo icnotaxón, que ha bautizado como Lapillitubus montjuichensis. Este nombre se podría traducir como "tubo de piedrecitas de Montjuïc", muy original, lo sé.
A lo largo de la historia, la montaña Montjuïc suministró materiales de construcción a Barcelona.
De hecho, ya se habían encontrado otros icnotaxones el las rocas de esta montaña, pero estos reforzaban las paredes de sus madrigueras con conchas, bivalvos, espinas, ect mientras que el Lapillitubus montjuichensis utilizó piedrecitas de cuarzo como revestimiento y material adhesivo de su madriguera.

Fuente: EL PAÍS y LA VANGUARDIA

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