
Lo más sorprendente es que los volcanes estaban situados a mucha distancia en algunos casos. La culpa es de las erupciones, que arrojaron enormes cantidades de ceniza al cielo, al caer la ceniza sobre la capa de hielo, el color pasó a ser más oscuro y provocó que el hielo absorbiera más calor de lo habitual.
"las erupciones volcánicas estaban directamente vinculadas al derretimiento de las capas de hielo un año más tarde aproximadamente. Sabemos que si el hielo es más oscuro, se reduce la reflectividad y se derrite más rápido. Es ciencia básica." –explica Muschitiello en un comunicado.
El descubrimiento proviene de trozos de las llamadas varvas glaciales, la mayoría de los cuales se recogieron entre los años 1980 y 1990.
Las varvas son los sedimentos que se forman cuando el agua de fusión debajo de una capa de hielo envía grandes cantidades de escombros hacia lagos cercanos.
A partir de las capas de una varva glacial se puede investigar la historia y las condiciones de cada año de las capas de hielo; el grosor de la capa indica si ha habido un mayor o un menor derretimiento.
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