¿SE QUEDARÁ SIN HIELO EL ÁRTICO ANTES DEL 2050?

Cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) que emite a la atmósfera cualquier persona provoca la desaparición de 3 metros cuadrados de hielo en el Ártico en la época de verano.

Este es el cálculo que presenta esta semana en la revista Science un estudio liderado por el profesor Dirk Notz, director del grupo de investigación sobre hielo marino en el Instituto Max Planck de Meteorología (Alemania) y la profesora Julienne Stroeve, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo en Boulder (Estados Unidos).


El cambio climático acelerado por actividades humanas como la emisión de CO2 es la causa principal del deshielo ártico pero los autores de este nuevo estudio reconocen, no obstante, que es prácticamente imposible calcular exactamente la fecha en la que el Ártico dejará de tener hielo permanente en verano, debido a que existen factores locales y meteorológicos que también afectan a este proceso.

El estudio ofrece un sistema de cálculo mucho más exacto sobre la relación entre emisiones de CO2 y pérdida de hielo. Además, apunta que si la emisión de este tipo de gases de efecto invernadero provoca un aumento de la temperatura media de 2 grados (en relación con la temperatura preindustrial) el Ártico perderá todo el hielo en época de verano.

Incluso si no se alcanzan los 2 grados de aumento pero se mantiene el actual ritmo de crecimiento de la concentración de CO2 en la atmósfera, el Ártico se quedará sin hielo en verano hacia mediados de este siglo.

Pero, en relación con nuestras actividades habituales, una tonelada de dióxido de carbono, ¿es mucho o poco? También en este caso, la respuesta depende mucho de cada caso pero, como promedio y para poner un ejemplo, se calcula que un coche de motor a gasolina que recorre 20.000 kilómetros al año emite a la atmósfera 3,8 toneladas de CO2 anuales (ver la Calculadora de huella de carbono para el transporte de la Fundación Terra).

Por tanto, y si este es el caso, solo por nuestro coche, cada uno de nosotros somos responsables de la desaparición de 11,4 metros cuadrados de hielo en el Ártico, cada año.

El rápido retroceso del hielo marino del Ártico es uno de los indicadores más directos del cambio climático en curso en nuestro planeta, recuerdan los autores de este estudio en una nota informativa difundida por el Instituto Max Planck. En los últimos cuarenta años, la cubierta de hielo en verano ha perdido más de la mitad de su superficie, con simulaciones de modelos climáticos que predicen que la mitad restante podría haber desaparecido a mediados de siglo a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan rápidamente.

Sin embargo, varios estudios han indicado que los modelos climáticos subestiman la pérdida de hielo marino del Ártico y, por tanto, podrían no ser las herramientas más adecuadas para cuantificar la evolución futura de esta capa de hielo.

Para abordar esta cuestión, el estudio que ahora se publica en la revista Science trata de calcular la evolución futura del hielo marino en el verano ártico directamente del registro observacional acumulado en los últimos años. Para ello, los autores examinan el vínculo entre las emisiones de dióxido de carbono y el área de hielo marino del verano ártico, y encuentran que ambos están relacionados linealmente.

El profesor Dirk Notz afirma que su sistema de cálculo es relativamente sencillo. “Por cada tonelada de dióxido de carbono que una persona emite en cualquier parte de este planeta, desaparecen 3 metros cuadrados de hielo ártico en verano”.

La investigadora Julienne Stroeve detalla que “hasta ahora, el cambio climático a menudo se ha sentido como una noción bastante abstracta; y nuestros resultados nos permiten superar esta percepción”. Para poner un ejemplo, la profesora Stroeve detalla que -en función de las emisiones de CO2 que producen los aviones- por cada asiento en un vuelo de ida y vuelta Londres-San Francisco “hace desaparecer unos 5 metros cuadrados de hielo marino del Ártico”.

Con respecto a la evolución futura del hielo marino del Ártico, el nuevo estudio considera que el objetivo de calentamiento global acordado a nivel internacional por el Acuerdo de París podría ser insuficiente para asegurar que el Ártico siga teniendo hielo marino en verano.

Solo si las emisiones de dióxido de carbono se mantienen en unos niveles que permitan asegurar que el calentamiento global será menor a los 1,5° C, como se propone en el Acuerdo de París, “el hielo marino del verano en el Ártico tiene una posibilidad real de supervivencia a largo plazo”, concluye el nuevo estudio.

Fuente: La Vanguardia

Comentarios