RELACIÓN ENTRE MICROBIOMA Y CÁNCER DE MAMA

El microbioma intestinal ocupa el primer plano en lo que respecta al reciente auge de las investigaciones sobre las bacterias que habitan en nuestro cuerpo. Pero estas también proliferan en el tejido mamario femenino, y la mezcla de bacterias podría ejercer una influencia sobre el cáncer de mama, según un nuevo estudio publicado en Applied and Environmental Microbiology. Los resultados indican que las bacterias radicadas en la mama, aún en pequeño número, podrían condicionar el cáncer de esta glándula; aumentarían el riesgo en algunos casos y lo reducirían en otros, asegura Gregor Reid, catedrático de microbiología e inmunología en la Universidad Occidental de Ontario y autor principal del estudio.

A una de cada ocho mujeres de EE.UU. se le diagnosticará cáncer de mama a lo largo de su vida, pero su causa se ignora en la mayor parte de los casos. Suelen influir la edad, la predisposición genética y los cambios ambientales, y son cada vez más los datos experimentales que señalan a las bacterias como uno de tales factores ambientales. Ya en los años sesenta del siglo XX, diversos estudios comprobaron que la lactancia natural reducía el riesgo de padecer cáncer de mama.

Este papel protector se ha atribuido, principalmente, a cambios en los niveles hormonales, sin embargo, la leche materna también favorece el crecimiento de microorganismos beneficiosos. Esto último impulsó a Gregor Reid y Camilla Urbaniak, autores principales del estudio, a plantearse si el microbioma mamario podría influir en la reducción del cáncer de mama. Los resultados de sus investigaciones confirmaron sus sospechas, trabajos más recientes indican que ello obedecería a que la leche materna facilita el crecimiento de los microorganismos benéficos.

Reid y su equipo decidieron ahondar en esa idea. Analizaron el ADN bacteriano en muestras de tejido mamario de 58 mujeres sometidas a tumorectomías o mastectomías por tumores benignos o malignos, así como el de 23 mujeres sanas sometidas a reducciones o aumentos de mama. Hallaron que las afectadas por el cáncer de mama presentaban niveles elevados de ciertos tipos de bacterias, como Enterobacteriaceae, Staphylococcus y Bacillus, mientras que sanas mostraban niveles más altos de otros tipos, como Lactococcus y Streptococcus.

Los errores de ADN, sino se reparan, pueden conducir a la formación de un tumor, y el hecho de que se encontraran altos niveles de bacterias que generan roturas en las mamas cancerosas y altos niveles de bacterias que las previenen en mamas sanas, da que pensar... No es sorprendente que la mama albergue microbios, aclara Delphine Lee, investigadora del cáncer mamario en el Instituto John Wayne del Cáncer en Santa Mónica, California, ajena al estudio. La mama está expuesta al ambiente externo a través del pezón y el sistema ductal. Las bacterias también pueden colonizar el tejido mamario a través de heridas cutáneas y otros mecanismos. Los investigadores no tienen muy claro si la presencia de ciertas bacterias cerca de los tumores mamarios se debe a que son las causantes del cáncer o simplemente crecen en el entorno del tumor.

Si ciertas bacterias promueven el cáncer, ¿de qué modo lo hacen? Algunas especies de Enterobacteriaceae y Staphylococcus parecen provocar daños en el ADN, un conocido mecanismo que genera cáncer. Otras pueden causar inflamación. El mecanismo exacto resta por verificar en estudios con animales, aclara Reid, pero espera que en el futuro se pueda emplear la composición bacteriana de cada paciente como biomarcador para el cribado del cáncer o para elaborar probióticos que mejoren el pronóstico y la eficacia de los tratamientos.

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