EL TITÁN DE LAS PROFUNDIDADES ANTÁRTICAS

Investigadores de la Universidad y el Museo Natural de Chile hallaron un tesoro paleontológico en el año 2010. Se creía que eran fósiles de un Mosasaurio o lagarto gigante que nadó por nuestras aguas hace sesenta y seis millones de años, en el Cretácico.

Con diez metros de longitud, una gran cola y fuertes extremidades, es el lagarto gigante descubierto más grande y fue el mayor depredador en todo el hemisferio sur.

Tras años de trabajo y muchos análisis, los investigadores regresaron el 22 de febrero a Santiago, Chile, para estudiar los fósiles y estimar si pertenecía a una especie conocida… ¿Quieres saber si encontraron una nueva especie?

Este depredador gigante responde al nombre de Kaikaifilu hervei. ¿Por qué ese nombre tan extraño?

Su origen viene de Kai-Kai Vilú, en homenaje a la poderosa serpiente marina, diosa de las aguas que lucha continuamente con la diosa serpiente de la tierra, Tren Tren Vilú, por conseguir incorporar los dominios de la tierra y llevárselos al fondo del mar (imagen a la izquierda). Pertenece a las creencias de la cosmología mapuche, procedentes de la etnia mapuche, en Chile. También se debe al explorador chileno (miembro del equipo de investigación) Francisco Hervé.
                   
David Rubilar, jefe de paleontología del Museo Nacional de Historia Natural y uno de los miembros del proyecto de investigación, explicó que la parte del cráneo que encontraron medía 1'2 metros, tamaño similar al cráneo de un Tyrannosarus rex.

“Junto a él encontramos varios dientes y el húmero del animal”. Actualmente esta especie podría compartir similitudes con algunas serpientes o incluso con dragones de Komodo.

También señala: "Puede ayudarnos a entender el porqué de la extinción de los dinosaurios en el Cretácico", cuando un inmenso meteorito impactó en la península de Yucatán, México. Para más información.

Abajo podéis ver la isla donde se encontró el fósil, la isla de Seymour o isla Marambio.

Se empezó por descartar la idea de que fuera un ejemplar de Mosasaurio, con patas evolucionadas a extremidades hidrodinámicas, una poderosa mandíbula y tamaño colosal, ya que en esa zona no había muchos ejemplares. De hecho, antes de este hallazgo, el mayor Mosasaurio conocido en la Antártica era el Taniwhasaurus antarcticus, un depredador con un cráneo de nada más que setenta centímetros de largo, por lo que el descubrimiento del nuevo ejemplar fue un bombazo informativo.

¿Cómo era el clima de aquella época?

El clima de la región era bastante más cálido que el que conocemos hoy día. En el Cretácico, último periodo de la era Mesozoica, la Antártida contaba con un clima mucho más cálido. Hay que tener en cuenta que este lagarto habitaba antes de la extinción masiva Cretácico-Paleógeno, que cambió completamente el clima de la Tierra. Este lagarto se alimentaba de reptiles marinos por filtración.

¿Cómo vivían los investigadores?

Las condiciones en las que se encontraban los científicos eran bastante duras, ya que las tierras antárticas son una de las zonas más complicadas de analizar para los científicos. Precisamente por esto, no poseemos muchos fósiles de la zona, y encontrar alguno de ellos es realmente gratificante.

Además, para poder llegar a las zonas donde podrían existir fósiles, tenían que andar por un terreno lodoso que inundaba sus petos térmicos hasta las rodillas.

¿Cómo encontraron el fósil?

Rubilar relata que junto a Rodrigo Otero, otro investigador, fueron a buscar a un lugar donde días antes habían encontrado abundantes restos de reptiles marinos. Inesperadamente, Rodrigo llamó a David para mostrarle un gigantesco fragmento que parecía ser un fragmento óseo. Efectivamente, ¡era parte de un cráneo! La sorpresa llegó cuando encontraron dientes que indicaban claramente que no se trataba de un Mosasaurio. Además de ello, encontraron parte del hueso del brazo. A través del suelo lodoso de la isla, pudieron recuperar los fósiles y trasportarlos.
Según comenta David, junto a estos reptiles marinos se encontraron abundantes restos de otros organismos, incluyendo tiburones gigantes, diversos moluscos (como los nautilus, que viven en la actualidad en zonas cálidas), ammonites y troncos petrificados de los antiguos bosques cercanos a la costa.

Este proyecto formaba parte de la XLVIII Expedición Científica Antártica organizada por el INACH y fue dirigido por la doctora Teresa Torres, de la Universidad de Chile, y con los investigadores Rodrigo Otero, Mario Suárez, David Rubilar, Carolina Gutstein, Alexander Vargas, Roberto Yury, Karina Buldrini, Sergio Soto, Constanza Figueroa y Luis Ossa (se puede observar en la imagen los miembros de izquierda a derecha).

 Y el hallazgo ya ha sido publicado en la revista Cretaceous Research.

Para Rubilar y su equipo, Chile juega un papel clave para explicar cómo estos reptiles colonizaron los mares y cuál fue su centro de origen. Son "súper importantes" para entender la conexión de la fauna marina entre Sudamérica y la Antártica.

Sin descanso, paleontólogos como Rubilar ansían encontrar respuestas, y cada vez son más piezas las que componen el puzle de la evolución de las especies.

Fuentes: Wikipedia, Mosasaurio, Diario de la Nación, Europapress, Vargaslab.wordpress, La Tercera

Comentarios