EL CEREBRO DE UN DINOSAURIO

Lo que parecía ser un pequeño pedrusco ha resultado ser el cerebro fosilizado de un dinosaurio. Increíblemente es la primera vez que se halla un fósil de este órgano.

Jamie Hiscoks un cazador de fósiles, lo descubrió en Bexhill-on-Sea, al sureste de Inglaterra en el año 2004. Él sabía que lo que tenía entre las manos no era un simple guijarro, por lo que se puso en contacto con paleontólogos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ye efectivamente, estaba en lo cierto.

El estudio de los dinosaurios ha sido siempre un rompecabezas. Aunque los paleontólogos presentan la ayuda de miles de fósiles para ser estudiados, es muy difícil que se conserven sus partes blandas, como la piel, plumas, u órganos.

Gracias al primer descubrimiento del órgano de un dinosaurio, los investigadores están extrayendo de un pequeño trozo que cabe en la mano muchas pistas valiosas.

"Lo inusual es la forma de los tejidos blandos, que son realmente
frágiles y se han conservado durante 133 millones de años ", explicó David Norman, paleontólogo de la Universidad de Cambridge y autor del estudio "No es todo el cerebro pero lo más notable es la conservación de estos tejidos. Es sorprendente que aún conservan".

Los paleontólogos utilizaron un microscopio electrónico de barrido y han descubierto que la conservación del fósil es sorprendente porque aún preserva los vasos sanguíneos y capilares, tejido de la corteza, la capa externa del cerebro y hasta las meninges.

¿A quién perteneció este cerebro?

Los expertos sospechan que se trata de un Iguanodon, un colosal dinosaurio herbívoro que durante el periodo cretácico temprano, hace alrededor de 133 millones de años, murió en una ciénaga de la que no pudo salir.

Con el paso del tiempo su cabeza quedó enterrada bajo los sedimentos y gracias al agua estancada, los ácidos bajos en oxígeno y los minerales consiguió preservarse.
"El ácido funcionó como conserva para las partes del cerebro que estaban sumergidas," apuntó Normal. Esto permitió que los tejidos blandos se mineralizaran antes de que se destruyeran por completo, de modo que pudieron ser preservados.

¿Eran pues los dinosaurios estúpidos debido al reducido tamaño de sus cerebros? La respuesta es no.

El tejido del cerebro fosilizado parece haber sido presionado directamente contra el cráneo, aumentando la posibilidad de que algunos dinosaurios tuvieran cerebros grandes que llenaban mucho más de la cavidad craneal. Sin embargo, los investigadores advierten en contra de sacar conclusiones acerca de la inteligencia de los dinosaurios de este fósil en particular, y dicen que lo más probable es que durante la muerte y el enterramiento, la cabeza de este dinosaurio volcara, por lo que a medida que el cerebro se iba deteriorando, la gravedad hizo que se colapsara y presionara contra el techo óseo de la cavidad.

«Como no podemos ver los lóbulos del cerebro mismo, no podemos decir con certeza cómo de grande era el cerebro de este dinosaurio», dice Norman. «Por supuesto, es muy posible que los dinosaurios tuvieran cerebros más grandes de lo que creemos, pero no podemos decirlo a partir de este espécimen».









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