Investigadores de la Universidad de Oviedo han desarrollado un modelo que permite predecir las fluctuaciones de las poblaciones de pequeñas especies como la sardina, el bocarte y el arenque de una temporada de pesca a otra.El estudio, que forma parte de la tesis doctoral de Fernando G. Taboada y en el que participa también el catedrático de Ecología Ricardo Anadón, surgió de la necesidad de responder a una pregunta: ¿Podemos discriminar los mecanismos que han llevado al colapso de la población de bocarte?
Con este propósito, los científicos analizaron la importancia de tres factores fundamentales: Ambiente abiótico: cambios en la temperatura, los afloramientos costeros y oceánicos, barreras de dispersión, descarga de ríos, turbulencias. Ambiente biótico: especies depredadoras como la merluza, la caballa, el bonito del norte o el lirio y competidoras como la sardina y el chicharro.Ricardo Anadón ha explicado que para diseñar este nuevo modelo predictivo se manejaron datos detallados de la población de bocartes y de la caracterización de los cambios experimentados en el medio ambiente gracias al uso de sistemas de teledetección por satélite durante los últimos 20 años.
El análisis más extenso realizado por los investigadores pone de manifiesto la eficacia de modelos predictivos para anticipar la evolución de la especie. "Hemos abierto, en definitiva, un nuevo método para explorar las fluctuaciones de las poblaciones silvestres explotadas por la pesca", ha afirmado. Esta nueva herramienta será de utilidad para planificar las campañas de captura de cada temporada.
El catedrático de Ecología recuerda que las pequeñas especies de peces pelágicos, como sardinas, bocartes o arenques, representan uno de los recursos naturales explotados más importantes de todos los océanos. En la costa del norte de España, tanto los bocartes como las sardinas han sido objeto de actividad pesquera desde antiguo y han constituido un recurso económico no solo por el valor de la venta de la materia prima sino también por su transformación en conserva. Estas especies presentan dinámicas poblacionales complejas que han supuesto un desafío para los biólogos y para la gestión eficaz de las pesquerías.
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