El trabajo, realizado en ratones de laboratorio, analizó la función de unos receptores bautizados como TAM esenciales para un buen funcionamiento de los servicios de limpieza. Esos receptores identifican las células que se deben limpiar y permiten así que los macrófagos que forman la microglía se coman las neuronas inútiles. Los autores, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Salk Institute de Estados Unidos, observaron que este mecanismo no solo retiraba las células muertas. “Vimos que también reconocen las neuronas debilitadas, que están bajo estrés, y las eliminan. Es como si se las comiesen vivas”, explica Paqui González Través, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, en Madrid.
Más llamativo aún fue lo que sucedió cuando los científicos anularon en esos ratones enfermos la producción de Axl y Mer, dos de los encargados de identificar las neuronas para su destrucción. Como era de esperar, los cerebros de esos ratones acumularon residuos, pero también, un mayor número de neuronas imperfectas, que habrían sido señaladas por los dos delatores moleculares para ser aniquiladas, sobrevivían hasta llegar a ser neuronas adultas. En unos animales con el sistema neuronal dañado, este defecto se convertía en una virtud y ralentizaba el avance de la enfermedad.
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