A pesar de que
aún no están listos para ser transplantados, estos tejidos representan un paso
más para reemplazar en un futuro no muy lejano, partes del cuerpo humano.
El mundo de la impresión en 3D ha abierto una nueva puerta
para la investigación. La posibilidad de crear órganos y tejidos funcionales y
dejar de lado las donaciones es una posibilidad que hasta hace poco nos
parecería lejana. Ahora, gracias al sistema de bioimpresión que imprime las
células en materiales poliméricos biodegradables con la fuerza mecánica
suficiente para soportarlas hasta que el tejido madure, parece que el camino
está un poco más claro.
Mediante este sistema que mejora el problema anterior de
estabilidad de los tejidos debido a su tamaño, los investigadores han
conseguido imprimir estructuras de cartílagos, huesos y hasta músculos. Un
ejemplo de sus experimentos es esta oreja fabricada con el tamaño
correspondiente a un bebé que logró formar vasos sanguíneos entre uno y dos meses
después de su implantación.
“Esta nueva impresora supone un avance importante en nuestra
búsqueda para fabricar tejidos de reemplazo destinados a los pacientes. Con un
mayor desarrollo, esta tecnología podría ser utilizada para imprimir
estructuras de tejidos y órganos destinados a la implantación quirúrgica”,
explica Anthony Atala, líder del trabajo.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature
Biotechnology.
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