DEL LABORATORIO A LA MESA

Los alimentos pasan por experimentos, requieren años de investigación pero al final llegaran a los paladares más exquisitos. La comida del futuro será diferente, pero más adecuada al consumidor, más segura y variada.

Aún no están a nuestro alcance, pero es probable que no tardemos en ver hamburguesas in vitro. Esta carne proviene del cultivo de la células musculares extraídas previamente de animales. En el año 2013 el grupo de Mark Post presentó la primera hamburguesa sintética hecha a partir de cultivos celulares. Este experimento costó 5 años y 248.000 euros. Este experimento puede ser una buena opción ya que no se sacrifican animales, que es más complicada la contaminación y su producción es mejor para el medio ambiente por la producción de metano del ganado. 

La ciencia parece indicar que si sacáramos una máquina del tiempo y miráramos al futuro tendríamos más alimentos enriquecidos. El riesgo es que realmente las propiedades que anuncian sirvan.
La EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) quiere pruebas, con lo que a sido firme con la legislación y no permite que nada no contrastado por investigadores sea anunciado a bombo y platillo en los envases de dichos productos.

En este mundo del futuro tienen cabidad los transgénicos (OMG) aquellos alimentos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas.

Según la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) hasta la fecha, en los países donde se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente.

Este organismo estima que por efecto del cambio climático, para 2050 el decremento en la productividad agrícola será del 9 al 12% de las cosechas. Los OMG serán una parte más de la alimentación del futuro, de hecho ya lo están siendo, pero no la única.

La nanotecnología irrumpe con fuerza en la industria alimentaria. Gracias a ella podremos alargar la vida de los productos, hacer que tengan más sabor o se conserven mejor. Está tecnología ofrece múltiples oportunidades de mejora a diferentes sectores agroalimentarios, sobre todo a los que emplean materiales plásticos en sus envases alimentarios. ç


Fuente: Cadena SER






                          

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