BIOTECNOLOGÍA IBÉRICA SE METE EN LA GRAN LIGA

Tras años de altibajos, el sector de la biotecnología por fin empieza a recoger los frutos de 15 años de investigación. La hipótesis o la idea ha salido del laboratorio para transformarse en un fármaco, una vacuna o una terapia y llegar al mercado. Después de pasar una época de estrecheces que llegó a agitar incluso el fantasma de la bancarrota de la industria, el año pasado empezaron a llover las buenas noticias. Los acuerdos millonarios alcanzados por las empresas catalanas Oryzon Genomics y Palobiofarma.Esos casos despertaron el interés del capital extranjero, que en los últimos meses ha participado, junto a fondos nacionales, en rondas de financiación por importes hasta ahora inéditos.El pasado mes de enero, esta sociedad de capital riesgo anunciaba un desembolso de 11,5 millones de euros junto a Caixa Capital Risc y el fondo estadounidense Johnson & Johnson. La inversión iba a la firma Aelix Therapeutics, la primera empresa surgida del consorcio Hivacat de desarrollo de tratamientos contra el VIH. El ambicioso proyecto de la vacuna terapéutica lograba capital para seguir adelante sus investigaciones. Pero para el sector, por primera vez se lograba cerrar el círculo con una operación que implicaba a la ciencia de primer nivel desarrollada en el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y el Clínic de Barcelona, el capital público (el proyecto ha recibido fondos de la Generalitat, el Gobierno y la Unión Europea), la industria local (Esteve), la filantropía (Obra Social de la Caixa) y los fondos privados (Ysios y Caixa Capital Risc). Y además lograba atraer capital foráneo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha situado a España en el top 10 de los países con mayor desarrollo del sector biotecnológico. Está lejos de centros como Boston, Silicon Valley, Londres o Suiza. Sin embargo, el sector aspira a situarse en un segundo pelotón, a la altura del llamado Medicon Valley de Dinamarca y Suecia.



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