Así lo afirma George Poinar, paleobiólogo de la Oregon State University, quien ya había sugerido que la malaria jugó un papel importante en la extinción de los dinosaurios. Poinar cree que la versión moderna del paludismo, transmitido por la picadura de mosquitos, surgió hace 20 millones de años, pero que mucho antes ya era inoculada a los animales a través de primitivas chinches.
De acuerdo con este experto, la malaria habría empezado a fraguarse en los parásitos protozoos del grupo Gregarinida, los cuales infectan hoy insectos propagadores de la malaria. Para armar su teoría, el científico norteamericano ha estudiado concienzudamente los insectos prehistóricos atrapados en ámbar. De hecho, en uno de estos fósiles descubrió el vestigio más antiguo del parásito Plasmodium, con entre 15 y 20 millones de antigüedad. Poinar defiende que la malaria evolucionó a la par que los insectos.
Y estos, junto a los patógenos microbianos y las enfermedades que provocan, hicieron acto de presencia en la época final de los dinosaurios, por lo que pudieron contribuir decisivamente a su desaparición, con independencia de que también se produjera un evento catastrófico, como el impacto de un meteorito o la erupción de un supervolcán.
FUENTE: muyinteresante.es
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