LA GUERRA DE LA CIENCIA CONTRA EL MOSQUISTO DEL ZIKA



La ciencia podría acabar con el mosquito que transmite el virus del Zika o, al menos, reducir de forma significativa su población. Con el concurso de las más modernas herramientas de manipulación genética, los científicos proponen esterilizar a los machos, masculinizar a las hembras o hacer a las crías adictas a un antibiótico. Otros han encontrado en una bacteria un mecanismo menos radical para que los mosquitos sean resistentes a los virus.





La Organización Mundial de la Salud decía esta semana que hay al menos 15 grupos trabajando en una vacuna contra el virus del Zika. Pero añadía enseguida que harán falta unos 18 meses para que pueda ser probada a gran escala. En ese plazo, la ciencia podría llevar a la extinción al mosquito que transmite el virus, siempre que se rebajaran los controles de seguridad a los experimentos que se están realizando con mosquitos transgénicos. Otra cosa es que sea aceptable acabar con toda una especie, aunque sea la de un mosquito que transmite varios virus.


La idea básica aquí es matar al mensajero. El vector del Zika es el Aedes aegypti, mosquito originario de África que ha colonizado toda la zona tropical del planeta y que también puede transmitir la fiebre amarilla, el dengue o el chikunguña. Entre las armas convencionales para frenarlo están los insecticidas y el uso de repelentes o hasta, como han hecho las autoridades de varios países americanos con más efectismo que efectividad, desplegar miles de soldados para cazarlos casa por casa.


Por el momento, se han registrado catorce casos en distintos puntos del llamado estado del sol, todos ellos por contagios fuera del país. Sin embargo, en Florida existen unos 250 tipos de mosquitos, entre ellos el Aedes, transmisor de esta enfermedad similar al dengue que ha disparado la preocupación mundial. Por ello, uno de los principales objetivos de la declaración de emergencia es prevenir la picadura de este mosquito.



Con una manipulación genética tradicional, la transmisión de este factor de masculinidad seguiría las leyes de Mendel, es decir, al principio se transmitiría al 50% de las crías, pero sin la liberación de nuevas remesas de mosquitos transgénicos, acabaría por retroceder. Aquí es donde interviene una de las técnicas más recientes y tan poderosa que casi da miedo.


Tanto la manipulación genética con técnicas de gene drive como el uso de la bacteria prometen acabar con el mosquito vector de cuatro de los virus que más asolan este planeta.

Fuentes: El País , ABC



























Comentarios