«Todo el mundo conoce de un modo u otro el procedimiento de la biopsia, la extirpación de una porción mínima de tejido del paciente para su posterior análisis». Esta técnica, dolorosa y costosa, resume desde hace años las posibilidades médicas para determinar la naturaleza de un tumor. Es, al fin y al cabo, una intervención quirúrgica, «y dependiendo de dónde haya que acceder, puede acarrear ingreso en el hospital», advierte el experto, que congregó esta semana a numeroso público en la sede de El Diario, en Parayas. Algunos de los interesados en escuchar la ponencia fueron empresarios, otros profesionales del sector biomédico, y también curiosos que aprovecharon las puertas abiertas de esta actividad divulgativa organizada por el periódico para conocer con mayor precisión el último arma de la ciencia para combatir el cáncer.
«Nosotros proponemos trabajar sobre la misma idea pero de forma mucho más fácil, y al mismo tiempo mucho más eficaz. Hablamos de estudiar los marcadores tumorales que circulan por la sangre. Créanme, puede ser más sencillo de lo que parece», dice Cortijo. Basta con separar el plasma de una muestra sanguínea. Ese ‘continente’ no porta ninguna información genética en un cuerpo sano, porque la llamada ‘línea germinal’, portadora del ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas que dictan el desarrollo y funcionamiento del organismo, se encuentra en las células sanas.
«Es en ese plasma donde puede encontrarse ese residuo tumoral, lo que llamamos ‘ADN Libre Circulante’. El que es liberado de manera automática por las células cancerosas, que se reproducen de manera alocada y vertiginosa, y que lanzan al torrente sanguíneo estos genes que son indicadores claros de que existe la enfermedad».
Sería lo más parecido al llamado HDL o LDL. Hoy día todo el mundo identifica dichos marcadores con las grasas acumuladas o colesterol. «De aquí a pocos años todos nos habremos familiarizado con marcadores como estos, pero que serán sintomáticos de que el paciente tiene algún tipo de cáncer. Y lo más importante, nos lo hará saber en fases muy precoces, con lo que nos permitirá atacar mejor la enfermedad», explica el doctor. Existen varios: TPS3, que se relaciona con el cáncer de ovario y colorrectal;el MRAS, íntimamente relacionado con tumoraciones colorrectales, el EGFR, de cáncer de pulmón...
Fuente: El Diario Montañés
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