EL ESTILO DE VIDA DEJA HUELLA EN LA HERENCIA GENÉTICA

Un estudio realizado en ratones en el Instituto de Genética Experimental de Múnich, ha demostrado que el sobrepeso y la diabetes puede transmitirse por parte de los dos progenitores a su descendencia de forma epignética. Es decir, lo que comen los padres influye en la herencia genética de la siguiente generación.

Según los resultados publicados por la IEG en 'Nature Genetics', la predisposición puede transmitirse de forma epignética a la descendencia tanto por óvulo como por espermatozoide.

La epignética no afecta al código genético, sino a la regulación de los diferentes genes y las modificaciones epignéticas se consideran reversibles. Posiblemente, los genes no se modifican como consecuencia de una alimentación poco sana o de la adicción al tabaco.

Pero la expresión y regulación de determinadas secuencias genéticas sí se ven afectadas, y esos factores epignéticos sí son hereditarios.

Para el estudio, utilizaron unos ratones con sobrepeso debido a la alimentación rica en grasa, y que desarrollaron diabetes de tipo 2. Sus descendientes fueron concebidos por fecundación in vitro y gestados por "vientres de alquiler".

De esa forma se excluyeron otro tipo de influencias, como la alimentación del embrión en el útero de madres obesas con trastornos de metabolismos o los comportamientos de estas durante el embarazo y la lactancia.

La novedad más característica de esta investigación fue la fecundación in vitro (ya que había habido estudios previos sobre este tema), lo que permite que también se pueda aislar la influencia de los factores hereditarios maternos.

Gracias a esta técnica, los investigadores descubrieron que la influencia materna en la modificación del metabolismo es mayor que la paterna.

El estudio también mostró que los efectos son distintos en los descendientes machos y hembras: las hembras engordaron más, mientras que los machos tuvieron más problemas con la glucemia.

Se demostró que tanto los óvulos como los espermas transmiten información epignética, y que especialmente en el caso de las hembras se produjo una fuerte obesidad.

El director de la IEG e impulsor del estudio cree que también puede ser una posible explicación para la propagación de la diabetes, así como del aumento de casos desde los años 60.

Como en principio la transmisión epignética es reversible, los investigadores confían en tener oportunidades para declarar la guerra a este tipo de enfermedades.

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