EL NACIMIENTO DE UN CÁNCER

Por primera vez, se ha podido observar el nacimiento de un cáncer, desde el primer momento, cuando una única célula se multiplica sin control ninguno, dando lugar a un tumor capaz de extenderse. 

El pez cebra, en este caso, ha sido utilizado para la realización de estos experimentos, los cuales constituyen una excelente fuente de conocimientos para comprender el origen de los tumores en los seres humanos y así poder encontrar un  posible tratamiento precoz. 

Los peces cebra, los cuales estaban en este caso modificados genéticamente, tenían un oncogén humano relacionado con el melanoma, el agresivo cáncer de piel, y no tenían el famoso gen supresor de tumores p53. Sus mutaciones genéticas les predestinaban a desarrollar melanomas, pero no lo hacían en su inmensa mayoría. Además, estaban marcados genéticamente de forma que las células se volvieran fluorescentes cuando un determinado gen se expresara en ellas.

De vez en cuando se veía un punto verde en uno de los peces, y en todos los casos se convertían en tumores. Este gen señala que se ha activado el programa que hace que la célula vuelva a su infancia, es decir, volver a ser célula madre. Este programa solo se activa normalmente en una fase corta del estado embrionario del ser vivo, pero por razones desconocidas se activa, aunque raramente, asimismo en células del adulto. “Lo interesante de este grupo de genes es que también se activan en el melanoma humano”, explica Zon.

Así, una célula normal pigmentada de la piel del pez, un melanocito, que da lugar a sus rayas características, se había convertido en una célula embrionaria de este mismo tipo. Señalaba un cambio en el destino de la célula, una reprogramación embrionaria que está en el origen del tumor.
En parte, se ha resuelto el misterio de por qué las células pueden tener mutaciones asociadas al cáncer, como sucede en casi todos los lunares, pero no ser malignas. El cáncer se origina después de la activación de un oncogén o la pérdida de un gen supresor de tumores, y lo hace a través de un cambio en una sola célula.

Los investigadores dicen creer que un tejido normal tiende al cáncer cuando, por alguna razón todavía desconocida, se dan cambios genéticos como los introducidos en este caso en los peces, pero que el cáncer solo se desarrolla cuando una de las células del tejido revierte a su estado primitivo y empieza a dividirse, y que este modelo puede ser aplicable a todos los tipos de tumor.


La realización de los experimentos ha resultado complicada y tediosa de llevar a cabo, ya que era necesario observar los peces continuamente y vigilar a aquellos en los que aparecían puntos verdes. En este experimento la automatización no era posible, pero a cambio los investigadores pudieron observar claramente, en algunos casos,  cómo la célula original se dividía y seguir su división, mientras que en varias docenas más de casos la célula, cuando la observaron, ya se había dividido en otras varias.

El equipo de científicos sabía lo que buscaba y fue recompensado con la confirmación de su hipótesis. Estiman que solo una entre decenas o centenas de millones de células en un lunar puede dar lugar a un melanoma y que el porcentaje es similar en los peces y en los humanos. Zon, Kaufman y el resto de investigadores de varias instituciones distintas que han participado en el trabajo, piensan que sería posible hacer una prueba genética de las células de cualquier lunar sospechoso para comprobar si está activado ya o no el programa de regresión embrionaria.


Sin embargo, todavía les queda averiguar cómo se activa exactamente este programa, que parece que “marca un punto de no retorno en la carcinogénesis y representa uno de los estados moleculares más precoces relacionados con la iniciación del tumor” indican los expertos. También añaden que el proceso en esta primera etapa podría llegar a tratarse con medicamentos y que, entre otras cosas, todavía les falta dar con el gen equivalente en ratones y en humanos al gen marcador de la reprogramación embrionaria en los peces cebra, el que daba lugar a los puntitos verdes fluorescentes.


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