"LA BOLA DE FUEGO" DE MATARÓ

Los astrónomos creen que el meteoro del 28 de noviembre entró en la atmósfera a una velocidad de 54.000 km por hora procedente del cinturón de asteroides.


El pasado 28 de noviembre una bola de fuego mucho más luminosa que la Luna llena apareció en el cielo y pudo ser vista desde buena parte de la Península. Ahora, el Observatorio Astronómico del Montsec del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) ha podido reconstruir la trayectoria de la roca, de un tamaño no muy inferior a un metro.

Según los investigadores, resulta que el meteoro, al que han denominado «bola de fuego Mataró», entró en la atmósfera terrestre a las 20.07 horas frente a la costa del Maresme procedente del cinturón de asteroides, a una velocidad de 54.000 km por hora.

El fenómeno fue registrado por las cámaras del Observatorio Astronómico del Montsec, por otras estaciones de vídeo-detección de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (SPMN) y por algunos astrónomos aficionados.

Tras analizar todas las imágenes, los astrónomos ha reconstruido la trayectoria y la órbita, y han determinado algunas características de la roca, como su diámetro cercano al un metro, o que comenzó a producir luz a una altura de 100 kilómetros sobre el mar, frente a la costa del Maresme. Un segundo más tarde, la bola se fue fragmentando.

El investigador del Grupo de Meteoritos, Cuerpos Menores y Ciencias Planetarias del IEEC-CSIC Josep Maria Trigo, ha explicado que «las primeras fragmentaciones tuvieron lugar a gran altura, a 80 y 70 km sobre el nivel del mar, cuando sobrevolaba el municipio de Mataró».

La bola de fuego, de nombre científico SPMN28115, bajó hasta 60 km de altura antes de extinguirse, y una parte del material se depositó en la mesosfera en forma de polvo. «Las observaciones nos indican que el meteoroide tenía una velocidad de 54.000 km/h, lo que indica que procedía del cinturón de asteroides», ha dicho Trigo.

Según el astrónomo, «la roca estaba compuesta por un material muy frágil, similar a las condritas carbonáceas, un tipo de meteoritos ricos en materia orgánica que proceden de asteroides primitivos o de cometas, y que serían los primeros materiales agregados alrededor del Sol hace 5.565 millones de años, a partir de los que se formaron los planetas terrestres decenas de millones de años más tarde». 

Eso sí, quienes quieran buscar algún resto de la roca no van a tener suerte. Como explica Trigo, «la emisión de polvo fino incandescente de esta bola de fuego generó una estela persistente durante una decena de segundos en la primera parte de la trayectoria luminosa, cuya reconstrucción nos permite afirmar que no produjo meteoritos ya que se desintegró a mucha altura».

Los astrónomos aseguran que registrar estas bolas de fuego es muy importante para estudiar la capacidad de la atmósfera como escudo natural, obtener propiedades físicas de las rocas o determinar su órbita. Por su dificultad, de momento solamente se ha podido reconstruir la órbita de una veintena de meteoritos desde que se estudian.

Fuente: ABC

Comentarios