EL BEBÉ PERFECTO

"Creemos estar cerca de poder alterar la herencia humana". La frase suena espeluznante pero acaba de ser pronunciada por David Baltimore, un Nobel de la ciencia que ha asombrado a todos en el encuentro más importante de la Tierra sobre genética humana, celebrado estos días en Washington.

Allí, expertos de todo el planeta han debatido durante dos días las implicaciones éticas de la alteración genética, en la primer Cumbre Internacional de Edición Genómica. Esta cita, que acaba de finalizar, ha congregado a los más reputados eruditos en la materia. Mientras debatían las técnicas para corregir efectos genéticos del ser humano,Baltimore (del Instituto de Tecnología de California) se metió de lleno en un tema delicado, que despierta un sinfín de controversias.

Durante su ponencia, habló de una técnica de edición genética llamada CRISPR, que puede servir para generar cambios en el genoma de los seres humanos, de especies animales y plantas. Pero lo más sorprendente es que ayudaría a producir un “bebé perfecto”, un ser libre de mutaciones que puedan desencadenar enfermedades y cuyas modificaciones podrían ser heredadas por sus descendientes.

Esta investigación se centra principalmente en las bacterias. EL CRISPR es un programa científico que emplea un mecanismo que detecta cuando las invade un virus y les sirve para destruirlo. Sus artífices son la investigadora francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna. El descubrimiento puede tener tal impacto para la humanidad, que hasta las propias creadoras han pedido que se debatan públicamente los beneficios y los límites de su uso.

Meses atrás, investigadores chinos habían intentado alterar genes en embriones humanos, un polémico experimento en laboratorio que no funcionó bien, pero planteó la idea de que en el futuro se puedan transmitir genes modificados a futuras generaciones. Esto motivó el encuentro de los científicos en Washington.

Según advierte Doudna (una de las madres del proyecto) en un artículo en la revista Nature, el CRISPR es “una tecnología que tiene fuertes implicaciones para la alteración permanente del genoma humano”.
Claro que el CRISPR necesita límites, según ha afirmado John Holdren, de la Oficina de Política para Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, quien expuso en la cumbre sobre la edición genética en embriones, óvulos y espermatozoides. “Es una línea que por ahora no debe cruzarse”, ha asegurado.

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