SE ENCUENTRA EL SER HUMANO MÁS ANTIGUO


Como en muchas familias, el árbol genealógico del género humano se emborrona a medida que nos remontamos hacia el origen. Pero la mayor pregunta que uno puede hacerse es quién estuvo en la copa del árbol, quién fue el primer humano. Un equipo internacional de arqueólogos cree haber encontrado en África lo más parecido a esa persona: el miembro del género Homo más viejo hallado hasta la fecha, que nos envejece a los humanos medio millón de años.

Los resultados de la investigación, presentados en la revista Science, indican que el género Homo desciende probablemente de la especie Australopithecus afarensis a la que pertenece Lucy. También sugieren que fue un cambio climático lo que propició la aparición de la humanidad en el este de África. Un cambio climático que redujo los bosques y amplió las llanuras áridas, de modo que los primeros humanos evolucionaron en un entorno similar al del Serengeti actual.

Una segunda investigación, presentada en la revista Nature, ha reconstruido cómo era la cabeza de un Homo habilis que vivió hace 1,8 millones de años en Tanzania. La reconstrucción aporta datos adicionales para comprender el primer millón de años que originaron la historia de la humanidad. Esta investigación demuestra que el Homo habilis combinaba una mandíbula primitiva parecida a la de los australopitecos con un cráneo más moderno, mayor de lo que se creía hasta ahora, de este modo el aumento del tamaño del cerebro emerge como uno de los cambios fundamentales que guió la evolución humana.

Uno de los investigadores explica junto a un equipo de científicos de EE UU, Reino Unido y Etiopía que el fósil tiene una mezcla de rasgos modernos y primitivos. Por un lado, ya tenía los dientes más pequeños que caracterizaron al género Homo, pero por el otro, su barbilla era australopiteca.

El fosil humano más antiguo se ha encontado en la región de Afar, en el este de Etiopía, a pocos kilómtros de donde hace cuatro décadas se descubrió el esqueleto de Lucy. Apareció el 29 de enero de 2013 durante una campaña de excavación en el área de Ledi-Geraru.

Ledi-Geraru, cuya zona era ya un entorno árido de sabana y arbustos y no una selva, fue un paisaje clave para que los australopitecos que vivían colgados de los árboles cambiasen de vida y de dieta. Sus grandes dientes para triturar hojas y frutos se hicieron más pequeños, más humanos, y su cerebro comenzó a crecer. Ambos procesos probablemente se debieron al consumo de carne para alimentar a un cerebro que exigía cada vez más energía, dando lugar así a el primer ser humano conocido en la historia de la Tierra.

Fuente: EL PAÍS
             LA VANGUARDIA

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