REPTILES MARINOS DEL TRIÁSICO EN NUESTRA PENÍNSULA

Al estudiarse fósiles de vertebrados procedentes de varios yacimientos de Teruel (España), hemos podido conocer cómo era esa zona al inicio del Triásico, hace unos 251 millones años. Podemos deducir que esta zona de nuestra península, en esa época, estaba mayoritariamente cubierta por mares poco profundos (podemos llamarlos lagos) y por distintas especies extinguidas de reptiles marinos.

Al hablar del Triásico, podemos decir que es una división de la escala temporal geológica, es uno de los tres períodos geológicos de la Era Mesozoica. En el caso de este período,tanto el inicio como el final están marcados por importantes eventos de extinción: la extinción masiva del Pérmico-Triásico y la del Triásico-Jurásico. Los primeros mamíferos, los cuales evolucionaron de los reptiles mamiferoides, aparecieron en este período, posiblemente por los repentinos cambios de clima y la deriva continental, que motivaron la gran regresión marina del Triásico. Se caracteriza principalmente por la aparición de los primeros dinosaurios, representados por formas bípedas, carnívoras y de pequeño tamaño. No obstante, a finales del periodo ya se habían diversificado a gran escala y se habían convertido en los vertebrados dominantes en todo el planeta, llevando a la extinción a grupos anteriores como los arcosaurios más primitivos y los propios reptiles mamiferoides con escasas excepciones.

Una asociación de investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias (también llamado, UNED) y otro grupo de investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis han podido explicar y describir el conjunto de fósiles de diversos reptiles que han sido preparados y estudiados en detalle por primera vez desde que fueron hallados en Manzanera (Teruel) a finales de los años 90.

La mayoría de los fósiles encontrados corresponden a vértebras y costillas de un reptil marino denominado Simosaurus, siendo ésta la primera vez que se describen los restos de este animal en la Península Ibérica. Se puede estimar que este animal pudo alcanzar más de tres metros de largo y también que vivía en las aguas costeras del antiguo Mar de Tethys (anterior al moderno, Mediterráneo) donde se alimentaria principalmente de peces. Estos fósiles son además algunos de los más modernos conocidos, ya que casi todos los restos de sus congéneres proceden de sedimentos más antiguos.

El material que existe en Manzanera confirma que este depredador sobrevivió cerca de las costas ibéricas del Triásico más tiempo del que se creía antes de su extinción. Entre los fósiles hallados y posteriormente estudiados, también se encuentran varios elementos del caparazón de organismos marinos muy extraños, pueden ser clasificados como reptiles, que vivían en los mares del Triásico y que eran muy parecidos a las tortugas, que apenas empezaban su andadura por la historia de la vida. Éstos, tenían un modo de vida muy especializado, se alimentaban de moluscos y otros organismos con concha gracias a unos dientes planos muy modificados. Eran abundantes en los mares costeros de Europa, Oriente Próximo y China, pero sus restos son escasos y poco conocidos en España.

También se han podido identificar elementos vertebrales de ictiosaurios, que son reptiles marinos habitantes de aguas abiertas (totalmente adaptados a la vida acuática) y que poseían un aspecto similar a los delfines de la actualidad. Sus fósiles se encuentran en la lista de los más antiguos de este grupo de la Península Ibérica.

Por último pero no menos importante, se han hallado unos restos fragmentarios, pero muy informativos, que permiten reconocer partes del cráneo de temnospóndilos, extintos anfibios depredadores de varios metros de largo que habitaban en aguas dulces.

En conclusión, todos estos fósiles muestran la presencia de una gran diversidad de vertebrados acuáticos, apenas reconocidos anteriormente en el Triásico de la Península Ibérica debido a su escaso registro fósil en este periodo geológico.

Comentarios