"THE BIG ONE" AMENAZA SEATTLE


Seattle es quizá la ciudad más distendida de todo Estados Unidos. La urbe no sólo es conocida por su café y su lluvia, sino también por su cultura "hippie" y estudiantil que crean un ambiente muy relajado. Sin embargo, bajo su suelo, lleva siglos en tensión. Y si esa tensión se liberara, podría costarle la vida a miles de personas. Toda la región está considerada de alta peligrosidad sísmica, y los científicos esperan al "Really Big One", el gran terremoto. Solo que nadie sabe cuándo ocurrirá. De la falla que atraviesa toda la región de California casi todo el mundo ha oído hablar a estas alturas, y su nombre, San Andrés, ha dado título incluso a una película de catástrofes naturales.

 "Es quizá la falla sísmica mejor estudiada del mundo, y podría ser verdaderamente peligrosa en el norte" cuenta el profesor John Vidale de la Universidad de Washington en Seattle. Hablamos de la zona de subducción de Cascadia, algo que, aún sonando muy técnico, no deja de ser una falla que va desde el norte de California hasta Vancouver, Canadá, atravesando el estado de Oregón y Washington.

 "En este punto chocan dos placas tectónicas, y la tensión se ha ido acumulando desde hace cientos de años", explica Vidale. "Sabemos que el terremoto ocurrirá. Y podría ser verdaderamente enorme". "The Big One", el gran terremoto, se espera en California desde hace décadas y se calcula que tendrá una magnitud de entre 8.0 y 8.6 en la escala de Richter. Vidal advierte también que en la zona de Cascadia podría llegar a desencadenarse un terremoto de intensidad 9.0 en esa escala. "Ese sería el verdaderamente enorme". Y hablar de grandes terremotos supone barajar muchas víctimas, incluso en zonas de baja población como puede ser el noroeste. "Barajamos entre 3,000 o 4,000 muertos. Pero si el terremoto provocase un tsunami y fuese en un día bonito y agradable en el que la gente está en la playa, la cifra podría ascender a más de 15,000". Se trataría, con diferencia, del mayor cataclismo de la historia en Estados Unidos. La autoridad civil estadounidense Fema calcula unos 13,000 muertos y el doble de heridos, un millón de personas sin hogar y dos millones sin agua ni comida. "Solo espero que todos los científicos estén equivocados y no ocurra nada en los próximos 100 años" afirmó el director de Fema, Kenneth Murphy, a la revista "The New Yorker".

 Pero, ¿qué probabilidad hay de que ocurra un terremoto de esta magnitud? "Deberíamos contar con algo así en un intervalo entre unos 200 y los 800 años", afirmó Vidale. "El último fue hace 300". Pronosticar siempre es complicado, sobre todo en la zona de Cascadia. Además, a ello se suma la dificultad de que Seattle y otras ciudades como Olympia, capital del estado de Washington, están situadas sobre grietas particulares, lo que hace que la predicción sea casi imposible.

Por si fuera poco, la región está también amenazada por uno de sus mayores orgullos: el monte Rainier, que se eleva a más de 4,400 metros.El Rainier es uno de los picos más altos de la zona y el lugar de visita de dos millones de turistas al año. También es un volcán dormido, pero aún activo, llegando a ser considerado uno de los más peligrosos del país por las autoridades estadounidenses. En caso de una erupción volcánica, la lava se mezclaría con la nieve y provocaría los conocidos como "lahares", un flujo de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas de volcanes y que se extenderían sobre larguísimas distancias. "Destruyen todo tipo de infraestructuras humanas" avisa el científico invitado a EUA. "Unas 80,000 personas viven en la zona sensible de ser afectada por los lahares del monte Rainier". Aunque la mayoría se salvara, las pérdidas humanas podrían ser gigantescas. Vidale observa que la región está bastante bien preparada dentro de lo que cabe. "Muchas casas antiguas no son resistentes a terremotos. Sin embargo, en los últimos 20 años ha cambiado mucho la situación y han pasado muchas cosas". A veces, los vecinos se le acercan a preguntarle qué hacer. "Siempre respondo que habrá que acumular provisiones, linternas y, sobre todo, agua. En Seattle, con la costa, los volcanes y los fuertes vientos, estas tres cosas siempre son una buena idea.

Fuente de información: The National Geographic

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