¿QUÉ PASARÍA CON NOSOTROS SI NO EXISTIERA LA LUNA?

Largos veranos con temperaturas superiores a 100 grados y largos inviernos con temperaturas más frías que el hielo seco, aniquilarían y harían imposible la vida en la Tierra, tal y como la conocemos.

La Tierra es el único planeta que conocemos capaz de albergar vida. Pese a que ya se cuentan por miles los exoplanetas descubiertos (planetas que giran alrededor de otras estrellas distintas de nuestro sol) y algunos de ellos se consideran similares a la Tierra, el equilibrio que dio lugar al desarrollo de vida pluricelular en nuestro planeta, es tan complejo, que aún hoy ningún científico se atreve a afirmar con un 100% de seguridad, que la vida sea algo común en nuestro universo.

Detalles que pueden parecer nada importantes, como la existencia de Júpiter, la de un núcleo líquido que genera un campo magnético, su posición en el espacio dentro de lo que los científicos llaman zona de "ricitos de oro" o de habitabilidad y la presencia de la Luna, son condiciones sin las que no se habría desarrollado la vida en nuestro planeta, al menos tal y como la conocemos.
La Luna es un estabilizador climático de nuestro planeta. En base a ella el ser humano creó los calendarios que rigieron la agricultura y la caza y sentaron las bases de nuestra civilización. Las especies se adaptaron a las mareas y a las corrientes oceánicas creadas por nuestro único satélite. Además, fue vital en la formación de la Tierra, cuando hace millones de años estaba mucho más cerca y su atracción gravitatoria influyó en el calentamiento de la Tierra y sus formaciones geológicas. Pero su influencia a nuestro planeta va mucho más allá, hasta tal punto que la vida vegetal y animal sería imposible si no existiera la Luna.

Efectos devastadores:

La Tierra se mueve alrededor del Sol (movimiento de traslación) y girando sobre su propio eje (movimiento de rotación). Otro de los movimientos menos conocidos de nuestro planeta, llamado de precesión, consiste en un movimiento circular estable, que mantiene a la Tierra con una inclinación de 23 grados sobre su eje.

Esta inclinación, es la responsable de que existan las estaciones tal y como las conocemos, ya que dependiendo de su posición respecto al sol, los rayos del sol incidirán de manera más vertical sobre la superficie terrestre en una parte del globo (verano) y más tangencial en otra (invierno).
La Luna, o mejor dicho, su fuerza de gravedad, es la que mantiene a la Tierra, dentro de ese equilibrio estable, hasta tal punto que si repentinamente desapareciera, el movimiento circular de precesión se ralentizaría y la Tierra perdería por completo su estabilidad, haciendo que su eje variara de forma caótica entre los 0 y los 90 grados.
Esto provocaría cambios climáticos totalmente drásticos en nuestro planeta, con veranos largos con temperaturas superiores a 100 grados centígrados (el agua herviría) en una mitad del globo e inviernos igualmente largos, con temperaturas inferiores a 80 grados centígrados (más frías que el hielo seco) en el otro.

 Las placas de hielo avanzarían y se retirarían anualmente cubriendo la mitad del globo escondida al sol, mientras que los casquetes polares en el lado expuesto se derretirían, haciendo desaparecer las islas y todas las ciudades costeras.

Con esos cambios tan drásticos, no sería posible la vida en la Tierra tal y como la conocemos. Además, las diferencias de temperatura entre una mitad y otra del planeta, provocarían fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes gigantescos con vientos de más de 300 kms por hora que durarían meses, o periodos de lluvias torrenciales, con nubes capaces de descargar océanos enteros sobre los continentes.

Otro efecto notable derivado de la fuerza de la gravedad que nuestro satélite ejerce sobre la Tierra, se produce cuando ésta estira la corteza terrestre, provocando un calentamiento extra de las placas tectónicas, que ayuda a disipar la energía que se crea con la fuerza de empuje de la deriva continental. Esto último provoca que los terremotos sean menos frecuentes y menos violentos de lo que podrían ser con una corteza continental más fría (en resumen, las cosas más frías se quiebran antes).

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