EL INTERIOR DE LA TIERRA Y SU SEGUNDO NÚCLEO.

Ni siquiera Julio Verne, autor de la novela de ciencia ficción Viaje al centro de la Tierra, hubiera imaginado que el núcleo de nuestro planeta contuviese un segundo «corazón».

El descubrimiento fue publicado en la revista NatureGeoscience por tres geofísicos y podría proporcionar información inédita sobre la historia de nuestro mundo.

Liderados por Xiaodong Song, de la Universidad de Illinois y de Nankín (China), los investigadores empezaron a raíz del análisis de los datos registrados por instrumentos repartidos por todo el planeta correspondientes a las ondas sísmicas que atravesaron el centro de la Tierra durante los grandes terremotos que ocurrieron entre los años 1992 y 2012. De esta manera, pudieron «excavar» en el núcleo del planeta y afirmar que existe un segundo núcleo, con dimensiones más reducidas y características muy diferentes del primero.

Curiosamente, lo que permitió dibujar este retrato del centro de la Tierra no fueron las ondas sísmicas producidas en los primeros instantes de los terremotos, sino las registradas por los sismógrafos en la fase final, que resultan más complejas de interpretar. Tal como ocurre con las primeras, las segundas también pasan a través del núcleo del planeta, pero son capaces de transmitir una mayor cantidad de información durante su recorrido.

Una de las propiedades del núcleo más interno descubiertas a través de este método ha puesto de manifiesto que la velocidad de las ondas que lo atraviesan no es constante, sino que depende del ángulo que su dirección de propagación forma respecto al plano de la red cristalina de los átomos de hierro, el mayor componente del núcleo terrestre.
Los estudios realizados hasta la fecha indicaban que dichos cristales se hallan alineados en la dirección norte-sur de los polos magnéticos de nuestro planeta, lo que comporta que el eje de simetría es paralelo al de rotación de la Tierra.

No obstante, Song y sus colaboradores no han examinado solamente los datos relacionados con la transmisión del temblor principal, sino también con los fenómenos de resonancia interna generados a lo largo de todo el seísmo. De esta manera, han obtenido una imagen del corazón terrestre con una resolución mucho mayor que en el pasado.


El análisis de los datos ha revelado que el núcleo interno (inner core) contiene un núcleo adicional más «íntimo» (inner inner core), con un diámetro aproximadamente igual a la mitad del primero.

Sus cristales de hierro estarían alineados en la dirección este-oeste de los polos magnéticos, es decir, perpendicular a la de los cristales del núcleo más externo. Además, los primeros se comportan de manera diferente que estos últimos, lo que significa que el inner inner core podría estar caracterizado por una estructura cristalina diferente.
«El hecho de que existan dos regiones muy distintas podría aportar información interesante acerca de la evolución del núcleo terrestre» apunta Song. «Por ejemplo, a lo largo de la evolución de la Tierra, el núcleo interno podría haber padecido cambios dramáticos, lo que podría representar la clave para entender la historia de nuestro planeta.



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