EL SISTEMA INMUNE EXHIBE SUS ARMAS CONTRA EL CANCER

El último gran reto de la oncología consiste en lograr que el propio sistema inmune (estimulado por fármacos) lleve la iniciativa en la lucha contra el cáncer y combata la enfermedad. Esta ilusionante estrategia alterna resultados extraordinarios en algunos pacientes (en melanoma avanzado hay casos en los que el tumor ha llegado a desaparecer) con fracasos sonados en enfermos en los que simplemente no funciona, lo que desconcierta a los investigadores. Distintos trabajos publicados en Nature no solo extienden la eficacia de este abordaje a nuevos tumores, como el cáncer de vejiga metastásico, huérfano de avances en los últimos 30 años. Además, explican por qué en unos enfermos es eficaz y en otros no, hasta el punto de poder predecir que pacientes se beneficiarán de esta terapia.


En total, Nature presenta cinco artículos sobre los últimos avances en inmunoterapia del cáncer, algo poco usual en una publicación tan selectiva en la que entran en competencia artículos no solo del ámbito de la medicina, sino de todas las disciplinas científicas. “Desde luego, no es nada común este despliegue, no recuerdo nada igual”, apunta satisfecho a este diario el catalán Antoni Ribas, un referente mundial en inmunología tumoral y autor de uno de los trabajos.
 Los tratamientos basados en la quimioterapia siguen siendo la columna vertebral de la lucha contra el cáncer. Tampoco hay que menospreciar los importantes éxitos cosechados por la terapia personalizada basada en el perfil genético de los pacientes, por ejemplo en cáncer de mama, una estrategia a la que aún le queda muchas soluciones que aportar. Pero la inmunoterapia aspira a revolucionar (ya sea complementando soluciones o aportando alternativas) el enfoque de la asistencia en los próximos años.
 Este novedoso abordaje (y aún básicamente experimental, en España se aprobó el primer fármaco de este tipo en 2013) no destruye las células tumorales como los antineoplásicos convencionales. Tampoco interrumpe sus mecanismos moleculares para vencerlas como los tratamientos personalizados. Su mecanismo de acción es mucho más sutil. Ataca a las estratagemas que emplean las células tumorales para confundir y esquivar al sistema inmune. Tres de los artículos publicados por Nature analizan la estrategia que parece más prometedora y que tiene que ver con la anulación de unos receptores de los linfocitos T, las células clave del sistema inmune.

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