BRÚJULA 3D CEREBRAL

En ocasiones al salir del metro, nos sentimos desorientados y dudamos de donde se encuentra la salida. Peor sería que un piloto de vuelo acrobático pierda la localización de "arriba" y "abajo".
Se cree que esa desorientación está producida por el mal funcionamiento temporal de una de una parte del cerebro que actúa como brújula tridimensional. Solo faltaba encontrar la situación de esta parte.



El instituto Weizmann demuestra en un artículo de la revista Nature la existencia de una "brújula" en el cerebro de un murciélago, recordemos que es un animal que se pasa media vida boca abajo. La memoria espacial se forma en un área llamada formación del hipocampo.

En los mamíferos tres tipos de células situadas en distintas partes de la formación del hipocampo forman el GPS. Las células de retícula y de lugar permiten saber en todo momento donde estamos. Un tercer tipo de célula marca la posición de la cabeza.

Los científicos del instituto Weizmann desarrollaron un aparato para registrar en vídeo los ángulos de rotación de la cabeza de los murciélagos. Al mismo tiempo, controlaron la actividad neuronal mediante microelectrodos que revelaron que en una subregión del campo las neuronas están "sintonizadas" y algunas de esas neuronas solo se activan cuando la cabeza apunta para un determinado sitio. Los investigadores creen que las células 2D sirven para los desplazamientos a lo largo de una superficie, mientras que las 3D podían ser importantes para maniobras complejas en el espacio como por ejemplo subir a la rama de los árboles.

Aprovechando que los murciélagos viven boca abajo, los científicos han explicado como se procesan las señales de la dirección de la cabeza en el cerebro de los murciélagos.
Estos cálculos son realizados por un eficiente sistema de coordenadas matemáticas con forma de donut llamado "toroidal". Gracias a este sistema, los murciélagos pueden orientarse eficazmente ya estén boca arriba o boca abajo.

Los científicos creen que este descubrimiento se podría aplicar para el mamífero no volador incluyendo el ser humano.
Sin embargo estas afirmaciones habrá que corroborarlas para aplicarla a otras especies, pero de todas formas habrá que volver a estudiar el sistema de orientación en el cerebro de los roedores, que fue donde se descubrió esto inicialmente.



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